Área Sistémica Fecha: 20/04/2019

Sobre Padres e Hijos desde la mirada de Bert Hellinger


Compartimos en este artículo diversas frases de Bert Hellinger referidas al vínculo padres e hijos y al comportamiento de los niños dentro del sistema familiar.

 

Padres e hijos

En un primer lugar, los órdenes del amor entre padres e hijos comprenden que los padres den y los hijos tomen. Los padres dan a sus hijos aquello que antes tomaron de sus propios padres y aquello que, como pareja, toman el uno del otro. Los hijos, en un primer lugar toman a sus padres como padres, y en un segundo lugar, todo aquello que los padres les den de más. A cambio, los hijos, más tarde, pasan a otros aquello que de sus padres recibieron, sobre todo a sus propios hijos. Quien da puede dar porque antes tomó, y quien toma puede tomar porque más tarde también dará. Quien estuvo antes tiene que dar más, porque ya ha tomado más también, y quien llega más tarde aún tiene que tomar más. Pero también él, más tarde, cuando haya tomado lo suficiente, dará a los posteriores. De esta manera, todos, sea dando o tomando, se someten a un mismo orden, siguiendo a una misma ley. Este orden también es válido para el dar y el tomar entre hermanos: quien estuvo primero tiene que dar al posterior, y quien llega más tarde, tiene que tomar del anterior. Quien da, ya ha tomado antes, y quien toma, más tarde tiene que dar también. Así, pues, el primer hijo da al segundo y al tercero, el segundo toma del primero y da al tercero, y el tercero toma del primero y del segundo. El hijo mayor da más, y el hijo menor toma más. A cambio, muchas veces el hijo menor suele cuidar a los padres cuando éstos llegan a la vejez.

 

Tomar totalmente a los padres

A veces miramos a nuestra madre y a nuestro padre y pensamos: allí fallaba algo. No eran perfectos.

Algunos tienen expectativas muy raras puestas en sus padres, como si tuvieran que ser como Dios. No del todo, sólo un poco mejores, claro está.

Es terrible lo que les hacemos a nuestros padres con esas expectativas. Porque nos consideramos con derecho a pedirles cuentas por no haber sido como Dios. Pero sólo porque eran comunes, con defectos, casi los mismos defectos que tenemos nosotros mismos, crecimos y nos hicimos aptos para la vida. Sólo porque nuestros padres eran comunes, con defectos, hemos podidos hacernos aptos para la vida.

 

Ambos padres

Todo niño tiene dos padres. Siempre necesita a ambos padres. Un niño ha de poder amar a ambos padres. Un niño no entiende por qué sus padres se separan. Ama a ambos por igual. Pero a veces, cuando los padres se separan y el niño se queda con la madre, depende de la madre en todos los aspectos. A veces tiene miedo de mostrar que ama por igual al padre. Tiene miedo de que la madre se enfade y de perder, después del padre, también a la madre. Pero en secreto siempre ama al padre. Si oye decir a la madre que ella ha amado mucho al padre, el niño puede mostrarle a la madre que él también ama al padre. Entonces el niño se siente aliviado.

 

¿Qué hace felices a los hijos?

¿Qué hace felices a los hijos? Cuando sus padres son felices con ellos. Ambos padres.

¿Cuándo son felices con el hijo ambos padres? Cuando en el hijo respetan, aman y se complacen con el otro miembro de la pareja.

Hablamos mucho del amor. Pero ¿cuál es el modo más hermoso en que se muestra el amor? Cuando me complazco con el otro exactamente como es. Y cuando uno se complace con el hijo exactamente como es.

 

El amor oculto del niño

Lo que se revela en los niños, en su conducta, que a menudo es tan opresiva, es algo necesario en el sistema, pero que los demás del sistema niegan. El niño se hace cargo por los demás. Él mira con amor a los excluidos. Tras toda esa conducta actúa un amor oculto. En el trabajo con niños difíciles, por lo tanto, no se mira al niño, sino adonde el niño mira. Entonces se inicia un movimiento, un movimiento curativo, que libera al niño porque los demás miran adonde deben mirar. El niño ya no necesita mirar hacia allí en su lugar y comportarse correspondientemente. Este es el proceder esencial en el trabajo de ayudar a los niños.

… sólo si no miramos a los niños sino con los niños: adonde ellos tienden y a lo que quieren hacer por los adultos. Entonces se les quita un peso a los niños. Los padres, y quién quiera que también esté involucrado, han de cambiar. Han de poner la mirada en lo que todavía no la han puesto. Con eso empieza un desarrollo, un desarrollo de crecimiento, primero en los padres. Sólo entonces los niños quedan libres.