Área Sistémica Fecha: 20/04/2019

Sobre la Pareja desde la mirada sistémica


¿Qué “nos sucede” con la pareja? ¿Qué nos lleva a elegir una pareja?

 

Mucho se ha escrito sobre la pareja, te invitamos a leer algunas reflexiones y frases desde el abordaje sistémico, que permite ampliar la mirada.

Nos basaremos tanto en Bert Hellinger, creador de las Constelaciones Familiares, y Joan Garriga, psicólogo español especialista en terapia gestáltica y en trabajo con parejas.

¿Cuáles son mis expectativas y  deseos en relación a la pareja? ¿Cuáles mis miedos? ¿Qué lugar tienen  mis parejas anteriores? ¿Qué llevo a la relación con el otro? ¿Qué sí y que no he tomado como modelo de la relación de mis padres? ¿Desde dónde me conecto, desde mi lugar de adulto o desde mi niño? ¿Juego siempre en la pareja una relación entre pares, entre dos adultos, o a veces me confundo con la relación materno paterno filial? ¿Es posible implicarse real y profundamente?

 

La pareja no es solo la unión de dos personas sino la conjunción de dos familias que ejercen su influencia y crean una compleja red de subsistemas. La pareja es un punto de llegada, de confluencia de familias y de parejas anteriores, y a la vez, es un punto de partida de una nueva familia.

Según los órdenes del amor de Bert Hellinger, el amor no es suficiente para armar una pareja. Amor y orden deben complementarse.

Cuando una pareja comienza a constituirse, a convivir, deben ser acordadas nuevas maneras de relacionarse con sus familias de origen, sus pares, los aspectos prácticos de la vida en común y las diferencias sutiles, y no tanto, que existen en ellos como individuos.

La mayoría de las decisiones de la pareja están influidas por lo que cada uno aprendió de su familia de origen y también por las alianzas inconscientes con los respectivos padres. Son aspectos inevitables de toda pareja. Al armarse una pareja, se establece una nueva y única identidad. Dentro de líneas generales cada uno de sus miembros trae consigo experiencias de su familia de origen y también vínculos anteriores.

La pareja es un punto de llegada, de confluencia de familias y de parejas anteriores y, a la vez, es un punto de partida de una nueva familia. La pareja es condición necesaria pero no suficiente para constituir una familia.

Cuando una pareja crea sus propias normas de funcionamiento debe lograr acuerdos que a veces son difíciles de obtener debido que hay aspectos de la formación de cada uno, de la educación que han recibido, que están muy arraigados y que pueden ser vividas como indiscutibles.

El encuentro entre dos personas no es casual. La elección, el enamoramiento, puede responder a la fascinación pero el armado desde el amor y la continuidad requiere de un nivel de complejidad mayor y es un precio que no todos están dispuestos a pagar.

 

¿Qué sucede cuando una pareja se acaba?

En la mayoría de los casos nadie, al final, tiene la culpa. La pareja se acaba porque cada uno está en su trama personal o se encuentra o es llevado por un camino distinto.

Al intentar localizar la culpa existe la ilusión e idea de que se podría hacer algo distinto o comportarse diferente para salvar la relación. De esta forma se buscan culpas y reproches y la pareja no se conecta con la tristeza y el dolor profundo.

Otro mecanismo de evasión del dolor es el enojo. La tristeza implica que cada sujeto de la pareja se conecte consigo mismo y con la pérdida de la relación abandonando la propia culpa o la intención de culpar al otro.

Quién se separa debería respetar a su pareja anterior a fin de mantener el orden. Estar enojado dañará la nueva relación.

El buen lugar de una pareja anterior implica que sea respetada, sea bien vista, sea reconocida como anterior.

 

Frases para seguir pensando … Joan Garriga, sobre la pareja …

 

“En la pareja no hay culpables ni inocentes, sino bailes compartidos, engranajes sistémicos que nos llevan a tomar ciertas posiciones o conductas. No hay justos e injustos, solo lealtades a nuestros anteriores que nos inducen a repetir patrones. Muchas personas, en su relación de pareja, sufren por el hecho de tomar a su cargo la culpa y los errores, mientras salvan la cara de su partenaire, que respira aliviado por su inocencia y no tiene que enfrentarse a sí mismo. Y, al revés, personas que culpan desesperadamente al otro para salvar su dignidad y se explayan en su enojo haciendo recaer sobre su pareja todos los males. Nada de esto sirve, ni entonar  el mea culpa ni tampoco el tua culpa. Ni culparse ni culpar. Lo que si ayuda es entender nuestra coparticipación en el resultado que tenemos y responsabilizarse de ello, y a ser posible flexibilizarnos y desarrollar opciones nuevas que puedan hacer cambiar el statu quo de la pareja.”

 

“El amor de pareja es un reto progresivo de amor a lo real, a lo real del otro y a lo real de aquello que la relación hace posible o nos niega, por lo menos mientras la seguimos eligiendo.”

 

“Cuando alguien en una relación lo pide todo del otro, debemos sospechar dos cosas, la primera, que esa persona es un niño y, la segunda, que esa persona sin duda no va a tomar y apreciar lo que se le da, porque está anclada en un guion de insatisfacción que se nutre de demanda, la cual, aunque sea atendida, no satisface.”

 

“¿Hay algo que nos haga más felices que ser amados realmente tal cuál somos? ¿Podemos darle a nuestro ser querido un regalo mejor que amarlo en su realidad, tal cuál es? ¿No es lo que todos deseamos dar y recibir?”

 

“Seamos sinceros, seguramente ningún ámbito de la vida está tan lleno de expectativas y promesas como el ámbito del amor  en la pareja.”

 

“Nuestros vínculos amorosos con nuestros anteriores, especialmente con nuestros padres, sostienen nuestros vínculos amorosos con nuestros posteriores, en una suerte de geometría precisa de las relaciones humanas.”

 

“La pareja no tiene la capacidad de hacernos infelices, aunque en ocasiones parezca que sí, especialmente en momentos de dolor, pérdida, disputas, desencuentro o frustración. En una relación podemos vivir un amplio abanico de sentimientos, entre ellos el sufrimiento y el desamor, pero no tenemos por qué ser víctimas de ello, ya que nuestro camino y nuestro destino siguen siempre íntegros en nuestras manos. No sólo importa lo que vivimos, sino nuestra actitud ante lo que vivimos.”

 

“Si aceptamos que la pareja no tiene que proporcionarnos la felicidad ni puede hacerlo, y nos entregamos a la misteriosa y aparente indeterminación de la relación, iremos dejando atrás fabulaciones, preconceptos e idealizaciones sobre el amor, y estaremos sin duda más dispuestos a vérnoslas con el reto que significa sumergirnos en las interioridades del “campo de la pareja”, esto es, el espacio de vivencias que une, vincula, comunica, susurra intimidad y atrae luces y sombras entre dos personas tocadas por el amor o, al menos, por el deseo y la elección voluntaria de ser pareja.”